NUEVO CURSO TÍTULOS NÁUTICOS

Nuevo curso títulos náuticos. Técnicamente, se denominan bronces a todas las aleaciones con base cobre, es decir, aquéllas en las que el cobre es el componente mayoritario. Así, se tienen bronces de estaño, de latón y de aluminio, pero también de silicio, de hierro, etc. Comúnmente se llama “bronce” al bronce de estaño y “latón” al bronce de zinc.

Normalmente, los bronces, como prácticamente cualquier aleación, no son binarios, y se pueden encontrar en su composición muchos otros elementos aleantes minoritarios. https://www.youtube.com/channel/UCUQikst1xDKzssnEeM8gvog/videos

El llamado “bronce marino” es un bronce de aluminiode bajas propiedades magnéticas, resistente a la corrosión y a la erosión por cavitación. Su composición típica es 83% Cu, 9% Al, 4% Fe, 4% Ni. El aluminio le confiere las bajas propiedades magnéticas, el hierro y el niquel aumentan su resistencia mecánica y a menudo también se le añade manganeso para mejorar su capacidad para llenar moldes. Comercialmente se puede encontrar como producto de fundición o trabajado. https://www.escuelademarasturias.com/titulos-nauticos/

Títulos náuticos

Nuevo curso títulos náuticos. El color de un bronce no es una indicación clara de su composición, aunque esté relacionado con ella; así, por ejemplo, un latón 90/10 (90% Cu y 10% Zn) es rojizo, mientras que un latón 70/30 (70% Cu, 30% Zn) es amarillo. Los elementos minoritarios y los tratamientos superficiales también pueden modificar el color, por lo que éste se tiene que observar en una superficie plana y pulida del material.

El aspecto superficial no tiene relación alguna con la composición, sino que depende del proceso de fabricación.

El problema de, por ejemplo, un tornillo de latón (65% cobre 35% zinc) en ambiente marino es que se produce un fenómeno de “deszinctificación” (ni sé si se escribe así ni si existe siquiera la palabra), vamos, pérdida de zinc, el cobre y el zinc forman un par galvánico y reaccionan como si estuvieran bajo agua salada (sólo que más despacio), el resultado es pérdida de zinc y por tanto de resistencia del tornillo. Por eso cuando al cabo del tiempo queremos sacar un tornillo de latón es fácil perder la cabeza. La del tornillo digo, pero también la nuestra si nos cabreamos demasiado

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